Curso 321 (4), Módulo Conclusiones, Act. 1
USO DE LA
LENGUA Y ESQUEMAS MENTALES
Este ha
sido un módulo intenso, siguiendo la tónica de todo el curso. Gracias al
estudio de la pragmática y de sus aplicaciones a la lingüística y a la
enseñanza de idiomas, hemos profundizado en el estudio del uso que hacemos de
la lengua y sus condicionantes de tales usos: en el aspecto individual, los
esquemas mentales propios, y en el social, los esquemas mentales compartidos.
La
existencia de esos últimos esquemas deriva en la generalización de ciertas
expresiones convencionalizadas y que los hablantes usan casi de manera
inconsciente. Su conocimiento es esencial para que el estudiante no las
interprete de manera literal y tome consciencia de su utilidad en interacciones
con hablantes nativos.
FUNCIONES
Y EXPONENTES
La
utilidad de esas fórmulas nos lleva, a su vez, a hablar de funciones
comunicativas o actos de habla, es decir, los objetivos (o intenciones) que el
hablante pretende satisfacer mediante el uso de la lengua. Tales funciones se
expresan en la lengua a través de exponentes funcionales o enunciados. Y
contendrán una serie de nociones o conceptos que constituyen el eje de lo que
se propone hacer el usuario al utilizar la lengua.
Llegados a
este punto, el esfuerzo docente se debe centrar en que el alumno comprenda que
el contexto en el que se producen tales exponentes es crucial para descubrir
las intenciones de los hablantes y lograr éxito en la comunicación. Podemos
expresar un propósito (función comunicativa) mediante distintos enunciados.
Pero un mismo enunciado también puede referirse a distintas funciones
dependiendo del contexto al que aludíamos.
COOPERACIÓN
E IMPLICATURA
Gracias al
Principio de Cooperación formulado por Grice, contamos con valiosas pistas para
que la comunicación sea eficaz. Simplificando mucho, podemos decir que esta
teoría asegura que, desde un punto de vista psicológico, los seres humanos
tienden a facilitar el desarrollo de un intercambio comunicativo para que sus
participantes obtengan su propósito. Para ello usan una serie de estrategias
que pretenden, en líneas generales, buscar la mayor coherencia posible entre
las intervenciones de los hablantes.
Pero
además, cada uno de los miembros de la interacción es capaz de extraer una
interpretación más amplia de las intenciones del otro, las cuales trascienden
el mero significado de los enunciados usados. Ese "plus" de
significado es la implicatura, donde, además del conocimiento del código de la
lengua, funciones y exponentes, entran en juego las expectativas generadas por
el conocimiento de normas sociales y, en última instancia, la particular visión
que los esquemas mentales privados hacen sobre las intenciones del otro.
APLICACIONES
DOCENTES
La
consideración de usos sociales, expectativas y esquemas mentales da como
resultado, desde el punto de vista docente, la aplicación de una metodología
donde lo importante es que el alumno sepa hacer cosas con la lengua en
situaciones comunicativas auténticas. Partiendo de esa intención, se le abrirá
un abanico de posibilidades donde jugará con distintos exponentes. El profesor
debe ejercer de guía para desarrollar los conocimientos y la intuición para que
esos exponentes aparezcan en el uso cotidiano de la lengua de manera natural y
lo más ajustada posible a diferentes contextos.
Finalmente,
nuestro enfoque debe tener en cuenta que la enseñanza de ciertos elementos de
la lengua, como la gramática, deben subordinarse a la intención comunicativa y
nunca aparecer aislados de ella. Las normas que rigen el código de la lengua
deben ser observadas e interiorizadas desde la perspectiva del uso real de la
misma. De lo contrario, la enseñanza se reduce al aprendizaje de fórmulas que
redundan en el fracaso y la frustración del aprendiente cuando se enfrenta a lo
cotidiano.
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