jueves, 30 de mayo de 2013

REFLEXIONES FINALES

Curso 321 (4), Módulo Conclusiones, Act. 1




USO DE LA LENGUA Y ESQUEMAS MENTALES

 

Este ha sido un módulo intenso, siguiendo la tónica de todo el curso. Gracias al estudio de la pragmática y de sus aplicaciones a la lingüística y a la enseñanza de idiomas, hemos profundizado en el estudio del uso que hacemos de la lengua y sus condicionantes de tales usos: en el aspecto individual, los esquemas mentales propios, y en el social, los esquemas mentales compartidos.

 

La existencia de esos últimos esquemas deriva en la generalización de ciertas expresiones convencionalizadas y que los hablantes usan casi de manera inconsciente. Su conocimiento es esencial para que el estudiante no las interprete de manera literal y tome consciencia de su utilidad en interacciones con hablantes nativos.

 

FUNCIONES Y EXPONENTES

 

La utilidad de esas fórmulas nos lleva, a su vez, a hablar de funciones comunicativas o actos de habla, es decir, los objetivos (o intenciones) que el hablante pretende satisfacer mediante el uso de la lengua. Tales funciones se expresan en la lengua a través de exponentes funcionales o enunciados. Y contendrán una serie de nociones o conceptos que constituyen el eje de lo que se propone hacer el usuario al utilizar la lengua.

 

Llegados a este punto, el esfuerzo docente se debe centrar en que el alumno comprenda que el contexto en el que se producen tales exponentes es crucial para descubrir las intenciones de los hablantes y lograr éxito en la comunicación. Podemos expresar un propósito (función comunicativa) mediante distintos enunciados. Pero un mismo enunciado también puede referirse a distintas funciones dependiendo del contexto al que aludíamos.

 

COOPERACIÓN E IMPLICATURA

 

Gracias al Principio de Cooperación formulado por Grice, contamos con valiosas pistas para que la comunicación sea eficaz. Simplificando mucho, podemos decir que esta teoría asegura que, desde un punto de vista psicológico, los seres humanos tienden a facilitar el desarrollo de un intercambio comunicativo para que sus participantes obtengan su propósito. Para ello usan una serie de estrategias que pretenden, en líneas generales, buscar la mayor coherencia posible entre las intervenciones de los hablantes.

 

Pero además, cada uno de los miembros de la interacción es capaz de extraer una interpretación más amplia de las intenciones del otro, las cuales trascienden el mero significado de los enunciados usados. Ese "plus" de significado es la implicatura, donde, además del conocimiento del código de la lengua, funciones y exponentes, entran en juego las expectativas generadas por el conocimiento de normas sociales y, en última instancia, la particular visión que los esquemas mentales privados hacen sobre las intenciones del otro.

 

APLICACIONES DOCENTES

 

La consideración de usos sociales, expectativas y esquemas mentales da como resultado, desde el punto de vista docente, la aplicación de una metodología donde lo importante es que el alumno sepa hacer cosas con la lengua en situaciones comunicativas auténticas. Partiendo de esa intención, se le abrirá un abanico de posibilidades donde jugará con distintos exponentes. El profesor debe ejercer de guía para desarrollar los conocimientos y la intuición para que esos exponentes aparezcan en el uso cotidiano de la lengua de manera natural y lo más ajustada posible a diferentes contextos.

 

Finalmente, nuestro enfoque debe tener en cuenta que la enseñanza de ciertos elementos de la lengua, como la gramática, deben subordinarse a la intención comunicativa y nunca aparecer aislados de ella. Las normas que rigen el código de la lengua deben ser observadas e interiorizadas desde la perspectiva del uso real de la misma. De lo contrario, la enseñanza se reduce al aprendizaje de fórmulas que redundan en el fracaso y la frustración del aprendiente cuando se enfrenta a lo cotidiano.

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